Libro nuevo, original y sellado. Yagyu Munenori (1571-1646) fue uno de los más afamados espadachines que el Japón haya tenido, siendo fundador de la rama de Edo Yagyu Shinkage-Ryu. Munenori comenzó la carrera que lo llevó a la fama en la administración Tokugawa como hatamoto, -samurái al servicio directo del shogunato Tokugawa-, habiendo sido desde joven instructor de espada de Hidetada TOKUGAWA, quien más tarde se convertiría en el segundo Shogun. Posteriormente se convirtió en uno de los asesores principales del tercer shogun Iemitsu. A pesar de que su enseñanza estaba basada en el no uso de la violencia, en el Asedio de Osaka en 1615 luchó por Hidetada y mató a siete espadachines Toyotomi que intentaban matar al shogun, ganándose su prestigio de guerrero invencible en el campo de batalla. Alrededor del 1632 completó su tratado Heiho kadensho que aquí presentamos, el libro de las tradiciones familiares en el arte de la guerra, que hasta el día de hoy es uno de los tres grandes clásicos de la esgrima japonesa junto con el Libro de las cinco anillos de Miyamoto Musashi y El espíritu indomable de Soho Takuan, quien fuera inspirador de Munemori. Mientras Takuan Soho, como monje, se enfoca en el aspecto espiritual de la esgrima y Miyamoto Musashi, renombrado esgrimista, se enfoca en el lado pragmático, Yagyu Munenori toma prestada la línea estrecha que separa estos dos extremos encontrando la amalgama entre técnica y espiritualidad. Su tratado, siendo un texto sobre la teoría, estrategia, filosofía y práctica de kenjutsu pretende además poder ser aplicado en un nivel macro, ya sea en política como en la vida diaria. El libro está dividido en tres capítulos: "La Espada que mata" aborda la fuerza como remedio al desorden y la violencia. El siguiente, "La Espada que da Vida”, considera la función de prevención en conflicto, la resolución de priorizar la vida sobre la muerte y en caso de ser necesario dar un final digno e indoloro al rival. Finalmente, en “La No Espada”, se exploran los méritos de utilizar los recursos del entorno para el máximo provecho al momento de la lucha. Sus enseñanzas logran fundir el Zen con la lucha con espadas, encontrando el término medio entre la técnica y la espiritualidad. Habiendo heredado los ideales de la no espada de una larga línea de sacerdotes ancestrales y samuráis entiende que la espada es un medio más para la vida que para la muerte. Enseña cómo vencer a los oponentes mentalmente logrando el estado de No-Mente. El guerrero, al liberar la mente de los apegos, logra que su mente solo pueda actuar sin siquiera pensar en la acción. Este estado se llama Vacuidad, actuar sin pensar. Un estado de vacuidad que paradójicamente llega a ser de plenitud y felicidad pues logra despojarse de lo superficial para alcanzar la esencia íntima del Ser, pudiendo ser aplicado por el más feroz de los guerreros tanto como por el hombre común más pacífico, sabiendo que sus acciones están por igual guiadas por un principio superior.