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Libro Heráclito Y Oriente, Shri Aurobindo

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Libro nuevo, original y sellado. Heráclito Y Oriente Shri Aurobindo La filosofía y el pensamiento griegos son quizás el más poderoso estimulante intelectual, la luz más fructífera que el mundo haya conocido. Y no hay pensador helénico más seductor que Heráclito; quien conserva además, esa excitante facultad intelectual con el agregado de la antigua visión psíquica, es decir, la visión y la palabra intuitivas de los antiguos místicos. Mientras, en oriente, la filosofía india incitaba con preferencia a una visión más penetrante de las cosas; no se ha concebido nada más elevado y más profundo, ni que revele mejor los abismos y las cumbres, ni que con mayor pujanza abra perspectivas ilimitadas, como el verbo divino e inspirado, el mantra del veda y del vedanta. Hacía falta que un sabio de oriente como Aurobindo, quien es además un estudioso de la cultura occidental, pudiera aunar ambos mundos encontrando una sabiduría trascendente que les es común. No hay pensador griego -expresa Aurobindo- más estimulante que Heráclito en sus aforismos. Heráclito emplea el lenguaje de los misterios, aunque de manera nueva y personal, cuando habla de Hades y de Dionisio, del fuego siempre viviente y de las Furias, sería comprenderlo mal ver en esos nombres sólo dioses con la significación estrecha que les da la religión mitológica popular. Cuando Heráclito se refiere al “alma seca” o al “alma húmeda”, habla del alma, en efecto, y no del intelecto, de psyjé y no del nous. El “alma seca” del pensador griego sería la “conciencia del corazón” purificada de los psicólogos indios. El “alma húmeda” es la que se deja turbar por el vino impuro del éxtasis sensual, la excitación emotiva, por los impulsos oscuros que tienen su fuente en un mundo inferior y tenebroso. El pensamiento de Heráclito sigue una tendencia metafísica, un estilo hermético, y un esfuerzo por apoderarse directamente de la verdad mediante una intuición antes que llegar a ella por la razón, si bien permanece siendo intelectual por su método y su fin. De allí la dificultad de extraer lo que quiere decir y el intento de racionalizarlo por completo. Podemos ver que tanto en la filosofía griega como en la India, el primer problema que se ofrece al pensamiento es el de lo Uno y lo Múltiple. Heráclito creía en la unidad y la multiplicidad y las aceptaba como verdaderas y existentes. La mirada sobre lo múltiple nos revela, en efecto, una profunda unidad. Heráclito, en su concepto del fuego siempre viviente, albergaría la idea de algo superior a una sustancia o energía física. El fuego sería para él el aspecto físico de una inmensa fuerza ardiente que crea, modela y destruye, operaciones que constituyen un cambio incesante. La idea de lo uno que no es sustancia ni esencia estable, sino fuerza activa, especie de sustancial voluntad-de-devenir, tal, según Aurobindo, es la base de la filosofía de Heráclito. El efeso no crea un abismo entre el ser y el devenir. El ser es un devenir constante, de modo que el devenir se resuelve como un ser eterno. Como el movimiento de retorno del arco, al que Heráclito lo compara, la vida es un intercambio de reacción y tensión que retiene una energía de liberación; cada fuerza de acción es compensada por la reacción correspondiente. Por la resistencia de una y otra se originan todas las armonías de la existencia. Una doctrina parecida la tenemos en la teoría india del samkhya, aunque más matizada. La idea heraclítea del ascenso y del descenso, corresponde a la concepción india del nevritti y pravitti (ascenso y descenso) La armonía está presente, entonces, porque el cosmos, en su realización es armonía; pero en su proceso el cosmos es lucha, oposición, equilibrio de opuestos eternos. Así es que Aurobindo trata de mostrar cuán a menudo el pensamiento de Heráclito se identifica con el pensamiento védico o vedántico